El conflicto narrativo, ese elemento dinámico que impulsa la trama y mantiene al lector cautivado, es verdaderamente el corazón de toda obra literaria. Es el motivo por el cual el lector no puede dejar de pasar página, siempre ansioso por descubrir qué sucederá a continuación.
La estructura del viaje del héroe, una herramienta narrativa poderosa, nos enseña que toda historia comienza en calma, pero pronto se ve impulsada por un desencadenante que introduce el conflicto. Entonces, ¿cuáles son los componentes esenciales que definen el conflicto narrativo?
Personaje protagonista: el eje central de la historia, el personaje protagonista, atraviesa una serie de desafíos que lo transforman a medida que avanza en la trama.
Problema o meta: cada narrativa necesita un problema claro que el protagonista debe resolver o una meta que alcanzar, lo que impulsa la acción y la tensión dramática.
Fuerza antagonista: para mantener la intriga, el protagonista se enfrenta a una fuerza antagonista que obstaculiza su camino hacia el objetivo deseado, creando así conflictos y obstáculos que deben superarse.
El conflicto narrativo plantea preguntas que el lector anhela responder: ¿Cómo resolverá el protagonista el problema? ¿Alcanzará su objetivo? ¿Qué desafíos enfrentará en el camino?
Sin conflicto, la narrativa carece de interés y dirección. Es el conflicto lo que da forma a la trama y mantiene al lector comprometido desde el principio hasta el final.
El conflicto es fundamental para un desenlace satisfactorio. Es la resolución del conflicto lo que proporciona un cierre significativo a la historia.
